No hay mejor máster en iluminación que una boda al aire libre. El año pasado asistí a una en una finca perdida entre olivos y amapolas. Al principio pensé que sería imposible crear ambiente en un espacio tan abierto… hasta que cayó la tarde. Y entonces pasó algo mágico.
Esa noche entendí qué significa realmente “iluminar bien”: crear emoción, dirigir la mirada, marcar el ritmo. Y sí, eso es justo lo que deberíamos hacer también en casa.
1. La clave no era la cantidad de luz, sino cómo estaba colocada
En esa boda no había focos potentes. Había:
- Lámparas colgantes suspendidas de ramas.
- Guirnaldas cálidas marcando caminos.
- Sobremesas vintage en rincones estratégicos.
💡 ¿Qué aprendí?:
La luz no debe “verlo todo”, sino crear atmósferas.
Lo mismo aplica a un salón, un dormitorio o un restaurante.
Lámpara guirnalda Georgina
Ideal para colgar entre los arboles, su diseño en metal le da un toque vintage y diferente. Con bombilla decorativa en luz cálida crea un ambiente encantador.
2. Zonas diferenciadas, sensaciones diferentes
La pista de baile tenía luces indirectas en tonos dorados. Las mesas, luz tenue desde lámparas colgantes. Los rincones chill out, sobremesas con pantallas opacas.
Cada espacio tenía una función y una luz propia.
💡 ¿Cómo aplicar esto en casa?
- No uses una sola fuente de luz en cada habitación.
- Combina luz general + puntual + ambiental.
Productos recomendados:
- Sobremesa Christopher para zonas de relax con batería para poder ponerlas en cualquier sitio sin necesidad de enchufe.
- Aplique articulado Gerald como decoración. Por ejemplo en este “find your seat”.
- Colgante Leticia como protagonista sobre mesas.
3. La luz cálida emociona
Todo era luz amarilla, suave, acogedora. No había LED blanco ni focos fríos. Y eso lo cambió todo.
Nos relajamos, reímos, nos quedamos más tiempo. ¿No es eso lo que también quieres en tu salón?
Tip de interiorista:
Usa bombillas de 2700K (temperatura cálida) en todas tus lámparas decorativas. La diferencia emocional es real.
4. Pequeños detalles que lo transforman todo
- Una lámpara que proyecta un juego de luces y sombras que transforma el ambiente. Esto se consigue con lámparas con formas diferentes o materiales que permiten el paso de la luz. Como la lámpara Ohanna.
- Un sobremesa encendido justo cuando cae el sol.
- Una vela junto al espejo del baño.
La buena iluminación no se nota. Pero se siente.
Conclusión
Aquella boda me enseñó que iluminar no es solo encender. Es crear emoción, marcar el ritmo del espacio y conectar con las personas.
Y eso, exactamente, es lo que buscamos con nuestras lámparas: que cada rincón cuente una historia y cada estancia te haga sentir algo.
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